Perú: Estándares educativos atados a la necesidad de pruebas
León Trahtemberg habla de todo lo que no se mide por medio de pruebas estandarizadas, y lo que se pierde con ellas
Por León Trahtemberg
Artículo publicado originalmente en El Tiempo el 18 de junio de 2016
Los estándares de contenidos y de resultados especifican qué es lo que se le enseñará a los alumnos, sin participación alguna de los mismos. Especifican lo que cada alumno debe saber/hacer independientemente de sus condiciones de entrada, con criterio uniformizador que pasa por alto la diversidad. Presiona a los profesores para cumplir con el programa y entrenar a los alumnos para rendir las pruebas que les aplicarán para verificar aprendizajes.
Así, los curriculeros escogen estándares para que sean medibles por pruebas con lo que someten a los profesores a un control de lo que se hace en cada clase. Esas pruebas estandarizadas servirán para comparar, jerarquizar y esparcir a los alumnos dentro de una escala de logros, en la que necesariamente habrá “los de arriba” (exitosos) y “los de abajo” (fracasados).
Cuando la escuela se focaliza en los estándares y resultados de pruebas, paulatinamente va dejando de lado las áreas que no evalúan las pruebas (estudios sociales, ciencias, artes, música, psicomotricidad) el juego, tiempo de recreo, paseos y excursiones, servicios comunitarios, aplicación de aprendizajes en situaciones reales. A su vez el énfasis en verificar habilidades lectoras con textos cortos y cuestionarios de detalle debilita el interés de los alumnos por la lectura libre de libros.
La investigación evidencia que el aprendizaje se potencia cuando los alumnos participan en el diseño de su aprendizaje. También que la aplicación de pruebas estandarizadas está sesgada en función del nivel socioeconómico y educativo de la familia porque cada vez que se agrupa alumnos por criterios NSE, educación familiar, etc. hay una correlación entre puntajes de uno y otro, lo que evidencia que no logra evaluar las aptitudes y habilidades naturales y potenciales de cada alumno sino sus antecedentes socioeconómicos.
Los estándares deberían ser genéricos y servir solo como lineamientos generales, abriendo el espacio para que cada maestro trabaje con los alumnos de acuerdo a sus intereses y potencialidades. Debieran ser estándares de oportunidades, estándares que guíen a los profesores sobre las destrezas a cultivar como pensar con sentido matemático, comunicar con claridad, encontrarle sentido a las cosas y aplicar el pensamiento científico a la investigación.